Eres
un árbol de hojas perennes,
eternas,
hermosas, llenas de vida,
llenas
de amor. Un árbol que nunca caduca,
su
belleza traspasa la cordura
y
va más allá de lo que la ansiedad pretende,
eres árbol cuya
vida lucha por no ser extinguida;
Ni
por el azote de la tempestad
ni por las lágrimas caídas.
Porque
¡tú! Árbol de la vida, fuiste plantado por manos divinas,
manos
que no entienden de penas,
sólo
saben de amor y letanías.
Hojas
perennes que jamás caen
por
muy adversa que sea la vida.
Asi
eres ¡tú! árbol al que Dios le dio vida.