Hasta hoy comenzaba el día preguntándome: ¿y que pasará hoy? ¿Me
llamarán para pedirme dinero de algo que pueda deber?
Veremos si hoy me duele la espalda o la rodilla, o quizá los
codos y si no los hombros y el cuello, ¿podré resistir el día?
Muchas preguntas negativas que, al final, todas o casi todas se
cumplían, incluso después de oír hablar del libro el secreto, comprarlo y
leerlo de cabo a rabo e intentar hacer lo que allí se dice.
Continuaba con el mismo problema. Después de mucho reflexionar,
veamos de qué forma pedía que cambiasen las cosas:
- Espero que hoy nadie me llame
reclamándome un dinero que no tengo.
- Ojalá hoy no me duela nada o al
menos no mucho, espero poder resistir el nuevo día.
No me daba
cuenta que seguía pidiendo lo mismo con diferentes palabras. Volví a repasar el
libro y compré otros más antiguos, dándome cuenta de que el secreto no era
ningún secreto; compré libros de metafísica, los cuales ya hablaban desde hacía
muchísimos años de más o menos lo mismo: y es que Jesucristo vino a este mundo
con la intención de enseñarnos de qué forma hay que vivir, evitando al propio
diablo, que no somos más que nosotros mismos, con nuestro propio pensamiento.
¡Sí!, yo no creo en el diablo ni en el infierno, no creo
que haya nadie que se consuma en una hoguera eterna, pero sí creo que,
dependiendo de la forma en que vivamos, nuestra vida se puede convertir en un
verdadero infierno.
Lo que sí creo es en la palabra de Dios o lo que es lo mismo en
las enseñanzas de nuestro hermano Jesucristo. Él dijo 'pedid y se os dará,
quien tenga oídos que oiga'. Tantas y tantas palabras en forma de metáfora
que nunca entendimos ni pusimos en práctica como es debido.
Si no
entendemos su palabra y continuamos viviendo como hasta ahora, seguiremos
ardiendo en nuestro propio infierno, y es que vivir la vida, tal y como nos
enseñó nuestro hermano Jesucristo, es vivir eternamente en un auténtico
paraíso.
Mientras
sigamos negando nuestra salud, riqueza y felicidad, seguiremos viviendo en un
mundo de negación, jamás conseguiremos nuestros propósitos; hay una delgada
línea entre una vida cómoda, sin sufrimiento y llena de felicidad y una vida
llena de miseria y falta de medios, salud y prosperidad.
Ahora comprendo, aunque es difícil llevar a cabo el significado
de sus palabras, que hay que vivir con el corazón rebosante de amor, jamás
desear ningún mal a nuestros semejantes y vivir convencidos en que, si así lo
queremos, nunca nos faltará nada, nada que pidamos a nuestro Padre,
nuestro Universo, la Energía de Dios, nos será negado.
Si bien
podemos errar en alguna ocasión, pues, como dije unas líneas atrás, no es
fácil; si yo mismo al levantarme o todavía en la cama al despertar, en vez de
pedir mis deseos de la forma en que lo hacía, hubiese comenzado el día
agradeciendo a Dios y al Universo, pronunciando las palabras adecuadas tal
como, Universo Infinito o Dios, como prefiramos.
Yo lo digo así: 'Universo Infinito, hoy voy a vivir un buen
día, todas mis necesidades quedan cubiertas por la gracia del Eterno, gracias
Universo Infinito por llenar mi día de salud y felicidad'.
Tan simple como ese cambio, con esas palabras y el
convencimiento de que así será, habría cambiado mi día totalmente, pues no hay
nada que la energía del infinito universo o Dios, nuestro creador no pueda
conseguir.
"La fe mueve montañas". No lo digo yo,
lo dijo Jesucristo y así es, pidamos siempre con bondad y amor por nuestros
semejantes, agradezcamos a Dios por todo lo que nos regala y el mismo Universo
nos llenará de paz y de sosiego.
Pide un día lleno de salud y así lo tendrás.
Pide que la abundancia económica te sea dada y no te faltará el
dinero para ese día.
Pide un día extremadamente feliz y no dudes en que tu día será
feliz, pero pídelo con humildad, sin ser exagerado, convencido y lleno de
amor.
No dudes en dar a quien lo necesite, pues tal y como des, te
será dado. Nunca olvides que para ser feliz no necesitas todo el dinero del
mundo, simplemente, que no te falte para tu día es más que suficiente, pues
nuestro Padre te dará el doble; y así como pides, da, pues al igual que tu
hermano necesita y tú le das, así mismo te será dado por nuestro Padre.
Pero no des por obtener algo a cambio, el universo no es tonto:
da sin esperar nada a cambio. Difícil, lo sé, y más cuando se necesita, pero
sigue la palabra que Jesús nos dejó a través de Dios Padre y ya nunca te
faltará nada que de verdad y con amor necesites.
Y LO MEJOR
DE TODO ES QUE PARA ELLO SOLO HAS DE TENER ¡FE!