Sentado a la orilla del mar.
una paloma blanca
viene a susurrarme al oído,
ráfagas de placer recorren mi cuerpo
medio dormido.
Me acurruco bajo un tronco
que la mar ha escupido
y aquí sentado, sueño, medio despierto
medio dormido.
La paloma extiende sus alas,
me cobija del frío,
y es que sus alas son las del amor,
amor que mata el frío.
Qué sensaciones siente
mi cuerpo dolorido:
olor a sal, reflejo del sol sobre las aguas,
serenas, de un mar tranquilo,
avistando pesqueros, proa a puerto.
Multitud de gaviotas los persiguen
en busca de los peces: caen al mar
desde las redes, y caen sobre
cubierta
la bendición de
un día
para ellos festivo.
La paz extrema baña mis sentidos,
me hace sentir feliz
por este día
que comparto contigo.
bendito este día que vivimos,
cargado de sentires compartidos.
© Vicente Devesa 2014.