Mirando al cielo
veo tu cara resplandeciente
y en ella veo reflejadas
el sol y la luna.
Nada hay más hermoso
para este errante trovador
que ver tu cara reflejada,
qué más da si en un espejo,
estanque o laguna.
En cualquiera de ellos veo
el carmín de tus labios
y el bello negro de tus ojos.
Tu eres la Diosa que con gracia
conviertes tus dulces mieles
en fértil simiente para este
incansable labrador,
que con sus manos trabaja
incansablemente para convertir
su nido y que dure para siempre,
eternamente.
® Reservados los derechos.
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