aire y fuego,
desolación que se extiende
causando locura y tremendo dolor.
Lo que allí queda ya no es vida,
sólo gritos, impotencia,
olor a muerte, azufre,
y una nube
que cubre el cielo de rojo terror.
Tiempo parado,
escombros, ceniza y muerte,
infierno radioactivo, impotencia y rabia,
¿Por qué? Nadie sabe.
Nosotros, hermanos de todos
y cada uno de los humanos
fuimos capaces de causar tanta muerte
y desolación.
Ropa quemada pegada al cuerpo,
niños que lloran sin saber ¿qué pasó?
En su paraíso convertido en infierno
tan solo bastaron segundos
para dejarnos un planeta herido de muerte,
sin posibilidad de salvación.
Miles de personas desintegradas
sin un adiós.
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