Ojos llenos de misterio,
ojos que al verlos estremecen,
ojos que me atrapan
y dan sentido a mi vida.
Es tu mirada la que roba
mi ausencia
y me devuelve la
presencia.
¡Tú!, mi bella niña,
la que me robó el amor
y lo elevó hasta lo más alto del firmamento,
para cuando las almas noctámbulas
miren al cielo,
sientan la tibieza de un amor eterno.
¡Tú!, mi niña bella de ojos azabaches
y suave piel de terciopelo,
te llevaste lo que soy, pero no me arrepiento.
No hay mejor lugar
para el amor que siento
que lo más alto
del firmamento.
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