El tiempo reposa y los instantes reflejados
quedaron en el cristal de mis pupilas.
La fragancia efímera de tu esencia resuena,
enmudeciendo mi alma solitaria.
Tus ojos, tu boca, tu pelo, tu cuerpo entero
queda como muralla cimentada sobre
mis alas,
alas al viento que soportan la tristeza
y el peso del tiempo que pasé susurrándote
versos,
amándote ante un abismo repleto
de
desconcierto
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