Cada noche dejo
mi ventana entreabierta
esperando un soplo de aire fresco.
De mi alma, un lamento
viene
a romper
el silencio desde donde
nacen mis sueños.
Es entonces y sólo entonces,
cuando la humedad
de
tu cuerpo
hace que arda en deseos
de abrazar tu esbeltez;
Y mientras,
pintas de azabache tus sueños.
Por la mañana, cuando despierto,
la tibia humedad de mis sábanas y el
rojo de carmín que dibujaron tus besos,
me demuestra que no hay nada mas real
que el amor que por ti siento.
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