Fue un amigo quien me dijo:
Mueve tu
pluma,
no dejes
jamás de escribir.
Yo le pregunté:
¿Qué voy a escribir yo?
Él me dijo: escribe poemas,
que tu
corazón mande
sobre tus
letras y un día, serás poeta,
escribe
versos de amor, mas no de penas.
Yo no escribo a las penas —le dije—,
pero sí al amor, aunque a veces
el amor también da pena.
Así es el amor, gran pasión,
rugido del mar cuando escupe el sol burbujas flotando,
cuando sale la luna nadando
y estrellas en el cielo.
Cuando tu cuerpo desnudo
abraza mi cuerpo sediento,
¡Si amigo!, escribiré al amor
y nunca a las penas.
Aunque te advierto amigo, que a veces
el amor es pura pena.
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